El toque taurino


Ene 16, 2020

TAMAÑO DE LETRA:

La forma en la que se expresa el amor ha sido sujeta a un proceso histórico ligado extrínsecamente a sus modos de representación. Dentro del ámbito cinematográfico, particularmente en el género de la comedia, dicha representación ha encontrado un terreno fértil para explorar con peculiar profundidad uno de los temas que mayor resonancia han encontrado cuando hablamos del amor: los celos.

Ridiculizados como aquello que es capaz de convertir a una persona sofisticada y civilizada en una bestia posesiva, la inseguridad de perder a la pareja ante las argucias de una hábil competencia detona profundos miedos asociados no al amor, sino a la posesión y al orgullo. Estos temas se erigen con fuerza en medio de Nuestro tiempo (2018), la más reciente película del cineasta mexicano Carlos Reygadas, en la que él mismo interpreta una velada versión suya llamada Juan Díaz, un criador de toros que experimenta la erosión de su relación con Esther (Natalia López), atravesada por el profundo machismo enraizado en la cultura mexicana.

Nuestro tiempo parece ofrecer una torcida sátira del machismo que desdibuja los límites con la apología. El comportamiento de Juan es deleznable, pero antes de convertirse en un personaje completamente patético, trata de mantener su dignidad sobre una poderosa idea; el amor libre, envidia pura, de la buena. Esta envidia, expresada en iracundos celos, es lo que necesita Julie Hathaway (Rosalind Russell) para saber que su excesivamente centrado esposo John (Don Ameche) en realidad la ama en la película A Feminine Touch (1941).

Si Nuestro tiempo traspasa la frontera entre sátira y apología, la película dirigida por el prolífico cineasta W.S. Van Dyke disfraza el tema como una inofensiva comedia ⁠—en la vena de los screwball de cineastas como Leo McCarey o George Cukor—, pero que en realidad parece tomar las características de una mordaz exposición de machismo, no sólo en la cultura estadunidense, sino en todo el sistema patriarcal que define lo que es el amor y las conductas patológicas asociadas al mismo, aceptadas y difundidas como paradigmas de fuerza y temple.

En A Feminine Touch, John Hathaway es un enemigo del «amor», un hombre racional, un profesor universitario de psicología que ha escrito un elocuente libro sobre los celos, pero que cae víctima de sus propios postulados cuando Julie, su pareja, desea fervientemente que ceda al primitivo impulso de la posesión. «Tu definición del amor es demasiado complicada para mí… tiene demasiadas sílabas o algo», le dice Julie a John cuando ella toma la decisión de irse. El amor debe quedar definido en términos de feroz simpleza y de contundente poder, como la cornada de un furioso toro.

En el presente ensayo audiovisual se explora la imposibilidad de que el amor exista en estos términos, así como el toro no es capaz de tocar con delicadeza, sino de embestir con destructiva fuerza.