Archivo, memoria y creación

24 Frames (2017) de Abbas Kiarostami

TAMAÑO DE LETRA:

No copies nunca a la naturaleza.
El artista debe ser como el Creador mismo.
Él mismo debe crearlo todo.

Andrey Tarkovsky

I.- Archivo: (Re)colección


Alain Cavalier dijo: «Me llevó mucho tiempo entender algo simple: que no puedo soportar que algo que veo y que me gusta desaparezca. Por eso tomo notas de todo y filmo cosas».[1] Reconocerme en sus palabras es comprender que mi amor por la imagen corresponde al miedo que le tengo a tres grandes cosas: la nada, el olvido y la muerte. Las cuales, pienso, emanan de la misma fuente. A muy temprana edad, me identifiqué con ellos y ellas como quien encuentra su tribu y ya no quiere ni puede soltarla: con los creadores que fueron y son, a su vez, recolectores. A esa tribu, conformada por quienes Joan Fontcuberta cataloga como agricultores y diferencia de los cazadores de imágenes, pertenecía Abbas Kiarostami, pues, como dice el fotógrafo catalán, «uno puede volver de la cacería con un solo jabalí, pero un agricultor raramente cultiva un solo nabo».[2]

Quizá sus facetas como fotógrafo, poeta, pintor, ilustrador y diseñador gráfico sean menos reconocidas que su faceta de cineasta, pero lo cierto es que Kiarostami fue un imaginador en el sentido amplio de la palabra. Su fascinación por la imagen se ve reflejada en su última película. Algunos cineastas experimentan con archivos públicos e históricos, pero él se atrevió a trabajar con esa colección de imágenes fijas y en movimiento que recolectó, cual agricultor, durante años. En sus últimos momentos de vida, se enfrentó a sí mismo.

Para mí, 24 Frames (2017), la honesta carta con la que Kiarostami se despidió del cine y que lamentablemente no pudo ver exhibida, es un viaje al interior de su mirada, en el que están presentes y dialogan entre sí cuatro edades de la imagen: la abuela (la pictórica), la madre (la fotográfica), la hija (la cinematográfica) y la nieta (la digital). Ellas se hacen visibles desde el inicio cuando Los cazadores en la nieve (1565) de Pieter Brueghel es invadida por un grupo de vacas, un ave y un perro en live action, y en el Frame 2, el único con cámara móvil, en el que se observa, a través de la ventana de un auto, a un caballo trotando en un bosque nevado. Esta imagen me remite instantáneamente a El caballo en movimiento (1887) de Eadweard Muybridge, el experimento que dio origen al cine.

II.- Memoria: Recreación


La película se compone, como su nombre lo indica, de 24 cuadros, haciendo alusión a los 24 cuadros por segundo que generan la imagen cinematográfica. Son 24 planos secuencia. ¿Por qué planos secuencia? En una breve cita al inicio del filme, Kiarostami enuncia su intención: recrear los minutos previos y posteriores a la captura de sus fotografías. En otras palabras, generar elipsis.

Agnès Varda, en su cortometraje documental Ulysse (1982), se planteó reconstruir el recuerdo del momento en el que tomó una fotografía. En la imagen se observa una playa con arena rocosa, un hombre desnudo, un niño y, en primer plano, el cadáver de una cabra. Ese niño es Ulysse, el protagonista, a quien la directora entrevista ya en su adultez buscando construir un relato del suceso a partir de los recuerdos que él tiene de aquel día. Así, ella se embarca en una misión de rastreo a manera de investigación casi policial para evidenciar la estrecha relación entre imagen y memoria.

A diferencia de Varda, Kiarostami construye elipsis —en sus palabras— imaginándolas. Su ejercicio creativo pone de manifiesto que los procesos cerebrales que hacen posible la memoria en los seres humanos están estrechamente ligados a los procesos de imaginación que propician nuestra capacidad de hacer ficción. ¿Cuántos de nuestros recuerdos de la infancia están basados en la realidad y cuántos de ellos han sido construidos a partir de una ficción alimentada por nosotros mismos y por testimonios de nuestros seres más cercanos?

El aparente realismo en sus 24 micronarrativas podría ser cuestionado por la mirada más estricta, pero el artificio del croma puede pasar desapercibido por quienes se dejan llevar por la naturalidad de las escenas protagonizadas, principalmente, por animales, árboles, ventanas, mares, viento, lluvia y nieve. 24 Frames tiene la osadía de presentarse ante el mundo bajo el género documental cuando es, en esencia, ficción en su estado más puro. Nos recuerda que una fotografía tiene poco de accidental y que el cine es también un arte del engaño. Consciente, y yo diría que también orgulloso de su papel de estafador, Kiarostami creó sus recuerdos, diseñó su memoria.

III.- Creación: Collage


Desde mi perspectiva, la técnica que el director utilizó metodológicamente para generar sus cuadros es la del collage. Creo que el collage es símil de la práctica del montaje en tanto consiste en colocar elementos disociados dentro de un orden para conseguir una unidad que genere sentido.

Haciendo uso de mi imaginación y la misma técnica, interpreto el Frame 15 en mi mente. Recorto una imagen de la Torre Eiffel de mi archivo personal y la coloco en el fondo. En segundo plano, pongo mi propia figura de espaldas recargada en mi balcón. Agrego un poco de neblina de mis memorias portuguesas. En primer plano, pego la fotografía que le tomé a mi amiga francesa Gayane, con paraguas en mano a orillas del río Duero.

Así, mi collage imaginado se ha convertido en el relato de un recuerdo que no existía en mi memoria, pero que acaba de instaurarse en ella. El recuerdo de mi estancia en París en compañía de Gaya, con quien conversé sobre cine mientras íbamos rumbo a la Cinémathèque dispuestas a ver una película que yo pudiera entender aun sin subtítulos en español, porque el lenguaje cinematográfico es universal. Es tan fresco como si hubiese sucedido hace tan solo cinco minutos, como si mi única vía para contactarla no se hubiera perdido en aquel teléfono celular que un día no quiso prender más. Un bello recuerdo que ¿quién podría atreverse a decirme que no viví en la realidad?

*Este texto fue escrito como parte del seminario de crítica de cine del Centro Cultural de España en México y Correspondencias.

TAMAÑO DE LETRA:

 

  • Clementina
  • El poder del perro
  • Adios al lenguaje-2
  • Noticias de casa

NOTAS Y REFERENCIAS:

[1] Joaquín Ayala, Gregorio Martín Gutiérrez (coord.), «Robar al tiempo: el autorretrato fílmico de Alain Cavalier» en Cineastas frente al Espejo, Madrid, T&B Editores, 2008, pp. 153-168.

[2] Joan Fontcuberta, La furia de las imágenes, Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2016, pp. 177-200.