El gesto como representación cinematográfica del estado mental

Cuervos (2017) de Jens Assur


Nov 3, 2020

TAMAÑO DE LETRA:

Agne falla al conversar con su hijo, quien no responde a una sola de sus palabras. Están reemplazando la cerca porque Agne piensa que alguien quiere hacerle daño a sus vacas. Está contento de que su hijo le ayude. Le cuenta sobre un ejercicio extraño que hace con sus brazos empujándolos hacia abajo con fuerza para que vuelvan a subir con el rebote de energía. Desde el contrapicado, el gesto de sus brazos se estampa contra el cielo y pareciera un aletear, pero este granjero no es un ave ligera que pueda levantar su propio peso. Al fondo viaja una bandada, pero Agne no le pone atención. Se queda aterrizado en su suelo y regresa a trabajar. ¿Qué nos dice más de su estado mental que un aletear fallido?

Pienso que lo complicado de tratar cualquier tipo de neurodivergencia en el cine se basa en que el lenguaje cinematográfico en sí mismo se plantea desde la hegemonía del lenguaje. Cuervos (Korparna, Jens Assur, 2017) también cae en esas convenciones: manifestar agobio con un fuera de foco, acompañar con iluminación opaca o gris el estado mental depresivo, la imagen sin sonido diegético vinculada a la disociación, por ejemplo. Durante la película no hay planos detalle de las manos. La cámara no se centra en su estado físico o en su belleza. No se ven callos ni heridas a menos que sean narrativamente significativas, pero las heridas psicológicas se resuelven en movimientos e indicios gestuales.

Para este ensayo establecí algunos paralelismos con un poema de los Versos a Blok de Marina Tsvetaeva.[1] Quiero destacar que Marina fue una suicida con hábitos sociales cuestionables, como escribirle poesía y prosa a un poeta superestrella que no conocía, así como a muchas otras personas. Este poema en específico fue escrito en torno a la fonética del nombre de Aleksandr Blok. Las imágenes poéticas que plasma pueden tener una aventurada reinterpretación de las imágenes en movimiento de Cuervos. Con ello simplemente me ayudaré para concentrar los gestos manuales recurrentes en la película.

Cuervos es la ópera prima de un director que trabaja con la imagen fija y naturalista. Construye su trama en torno al estado mental de Agne, padre y granjero sometido a la infinita tarea del campo preindustrializado. Es un hombre que pasa el día entero removiendo piedras, que se frustra, pero no habla, incluso cuando le caen encima los cristales rotos del parabrisas de un tractor. Un hombre que cena solo ya entrada la noche, que tiene vacas y toma leche porque es lo que hay.

Tu nombre es ―un pájaro en tu mano
un trozo de hielo en mi lengua.

Klas es un jovencito que disfruta de observar aves. Con mucha delicadeza, retira a los pájaros de una red que colocó para monitorearlos y los lanza de regreso al vuelo. En principio, esa tranquilidad parece ser constante incluso alrededor de su padre, aunque es evidente que Agne no lo trata del todo bien, que la comunicación entre ambos es casi inexistente y que Klas lo evade. Agne está cansado de su vida. Ha decidido heredar ese destino de esclavitud al campo a su hijo. Se amputó el pulgar y Klas no tiene opción más que ayudarle en la granja.

Klas lee un libro sobre aves sentado a la mesa de la cocina. Está tranquilo y solo pasa las páginas hasta que Agne entra. En ese momento, el niño se muerde las uñas. Agne bebe agua directo del grifo sin utilizar sus manos o un vaso. Se acerca a su hijo y lanza el puño cerrado hacia el frente. Lo hace sin violencia, pero determinado. Es una imposición. Klas no sabe qué hay en el puño de su padre y la ansiedad del acto de morderse las uñas pasa al ambiente. Levanta las cejas desconcertado. Agne le dice que adivine qué es. ¿Qué ofrece a su hijo en esa empuñadura? Klas no reacciona.

Agne abre el puño y muestra un pequeño huevo. Nunca sabremos de qué animal es, pero sirve de indicio para el inicio de esa infinita jornada laboral. Klas no lo recibe, solo espera. El padre deja el huevo sobre la mesa y, en su camino hacia fuera de cuadro, apunta con su mano cercenada directo al rostro de Klas. Es un gesto más duro que el de un simple dedo índice. Agne le deja claro que ahora él es el sustituto de su pulgar amputado.

El ligero chasquido de pezuñas en la noche
―tu nombre.
Tu nombre en mi templo.
―agudo chasquido de un arma amartillada.

Agne comienza a tener más problemas para controlar su estado mental. Se presenta ante él un par de cuervos. Se posan cerca de él y lo miran. Parecen salidos de su mente. Agne intenta ahuyentarlos y de nuevo el gesto sirve como medio para expresar, sin exotismo, lo que pasa por su pensamiento. Agita los brazos como ese día que estaba en el campo con su hijo. Intenta que los cuervos se vayan aleteando, pero falla.

Gärd, su esposa, lo ha notado. Es un personaje que ha sido presentado también entre rejas de manera literal o formadas por la naturaleza, al igual que su esposo. Ella lo acompaña y, aunque no son muy cercanos, es deducible que trata de comprenderlo. A cuadro están sus cuerpos cortados: la cabeza de Agne baja, casi sin cuerpo; el cuerpo de Gärd erguido, casi sin cabeza. Ella toca su hombro mientras él respira agitado, perturbado. No le ayuda el contacto. La mujer le cubre los ojos con una mano, luego lo abraza con ternura.

La esposa quiere que vayan a la playa para despejarse. Agne no va, pero accede a que ella sí, bajo el entendido de que Klas se quedará con él. Descubre que no es así, se queda solo haciendo poco más que fumar. Una mano sin pulgar no puede recoger las papas, pero sí jalar un gatillo. Agne mata a las vacas de la granja.

Tu nombre ―imposible―
beso en mis ojos,
lo fresco de los párpados cerrados.

Gärd regresa de la playa y encuentra a Agne tirado en el suelo del campo. Se acerca a él. Por primera vez en el filme, la mano del marido le acaricia la cara. Ella no sabe lo que pasó todavía, se acerca para besarle los dedos. Lo abraza con ternura. Agne toma la mano de su esposa y la pone sobre sus ojos intentando reproducir el gesto espontáneo de días atrás. Ella se da cuenta de que algo está mal.

Una piedra arrojada a un estanque silencioso
es ― el sonido de tu nombre.

Un último gesto de las manos se presenta. Gärd anuncia a Agne que Klas ha conseguido un trabajo en el observatorio de aves. El niño logró esquivar el destino de la granja. Agne abraza a su hijo por última vez. Es un abrazo extraño, con las palmas constreñidas. Igual de extraña es la manera en que más tarde recoge una piedra, la carga hacia el río y se deja caer con todo el peso que le acompaña.

*Este texto fue escrito como parte del seminario de crítica de cine del Centro Cultural de España en México y Correspondencias.

TAMAÑO DE LETRA:

 

  • Clementina
  • El poder del perro
  • Adios al lenguaje-2

NOTAS Y REFERENCIAS:
[1] Ya que no tengo la fortuna de entender ruso y es un idioma con diferencias radicales al español en cuanto al uso del verbo ser, que no se manifiesta explícitamente, recurrí a una versión en inglés traducida por Ilya Kaminsky y Jean Valentine que posteriormente traduje al español: Ilya Kaminsky, et al. «From ‘Poems for Blok’» en Poetry, vol. 199, no. 6, 2012, pp. 556–557.