Leer ajeno

MS Slavic 7 (2019) de Sofia Bohdanowicz y Deragh Campbell


Nov 3, 2020

TAMAÑO DE LETRA:

And for the first time it occurred to her that perhaps
the only thing she had to offer was her specificity.

Chris Kraus

Ellos se escribieron entre 1957 y 1964. Las cartas cruzaron caminos de ida y vuelta entre Toronto, Gales y Nueva York. En cada lectura se abre un misterio ante los ojos singulares del que mira —ya los signos, ya sus contenedores— para retener u olvidar lo deseable o lo posible. No me mal entiendas, partidaria del no todo, sé que esta singular experiencia tiene en una arista al prestigio y en la otra a la instrumentalización de un x saber con fines calculados y metas claras. Y aunque el imperativo de leer para racionalizar un entramado es común, algunas veces este queda en segundo plano para encontrarse frente a frente y a la escucha, sin demanda de objetividad, de un tumulto de oraciones, párrafos e historias.

«MS Slavic 7» condensa en su código el nombre del archivo que guarda la correspondencia entre dos amigos: Zofia Bohdanowiczowa y Józef Wittlin. También nombra el drama dirigido por Sofia Bohdanowicz y Deragh Campbell. En los apellidos se insinúa una línea consanguínea, y sí: Zofia es la bisabuela de Sofia. La segunda hurgó en documentos —en la película se ubican en la Biblioteca Houghton de Harvard— para llevar al filme los sobres, los timbres postales, los papelitos y las cartas que vincularon el diálogo entre el premio nobel de poesía de 1939 y Zofia.

Ya dentro de la ficción, la institución literaria se desvanece ante la correspondencia, en donde la intencionalidad de la escritura está a la espera de una respuesta. No está claro si lo que la peli nos ofrece respeta el tiempo lineal y cronológico del intercambio original; el acceso a la lectura depende de Audrey Benac, personaje interpretado y coescrito por la propia Campbell.

Audrey es responsable del legado literario de su bisabuela. Las cartas están perdidas, las busca. En el cumpleaños de un viejo matrimonio de la familia, interroga a su tía, le dice: «No es un hobby, es un trabajo, soy la ejecutante literaria». Tiene ganas de hacer una exposición, de volverlas públicas. Aunque llena de celos y ocultamientos, la conversación sirve para dar con la herencia y así llegar al inicio de la película. Vemos a Audrey en el ritual de hospedarse, desempacar, intentar preparar un café de filtro, pensar, esperar y caminar hasta llegar a Houghton. Ahí, la cámara abandona el plano general para concentrarse en la protagonista.

Una pintura, por más expandida que sea, sigue manteniendo como medio al lienzo. ¿Y la escritura? Si la prisa y las convenciones nos ganan, pensaríamos que el único medio son las cartas. No solo en tanto mensajes, también como continentes materiales que respaldan cierta intimidad, pese a la muerte.

Después de un día de trabajo en el archivo, vemos a través de un plano medio a Audrey. Bebe una cerveza al ritmo de un café. Entre trago y trago, le dice a un interlocutor inaccesible para nosotros: «Pienso que una carta está tan completamente ligada a su calidad de objeto que este refuerza el contenido de la carta y están completamente entrelazados entre sí. Entonces, ves los objetos físicos. Hay algo increíblemente crudo, casi horriblemente crudo».

Varias escenas suceden en el interior de la biblioteca, dentro un amplio cubículo individual de consulta. Fuera de campo, apenas escuchamos los ires y venires de unos tacones, mezclados con murmullos cotidianos de quien rompe el silencio y busca a la vez no perturbar las conversaciones privadas entre los textos y sus lectores.

Mientras más se acerca Audrey a las cartas, la cámara abandona el plano medio y nos ofrece primeros planos y planos detalle, tanto del material como de su rostro. La mayoría de las veces, la miramos de frente. Las cartas, cuando no son manipuladas, se presentan desde tomas cenitales, bajo una iluminación difusa, o sobre un muro, utilizando un proyector de cuerpos opacos.

En un tiempo indefinido, los repetitivos contraplanos entre las cartas y Audrey abren la posibilidad de considerar a la multiplicidad de papelitos como un personaje. Ella les pregunta cosas sobre el pasado y sobre sí misma; le contestan lo que pueden, lo que saben, lo que quedó marcado:

Hay frases que se repiten en casi todas las cartas de Zofia. Lo primero sería que la ciudad destruiría tu alma. Lo segundo es que el campo es el único lugar para un escritor, es donde puede encontrar tranquilidad y quietud […] Ella tiene la convicción de que, si él va para el campo, podrá escribir su mejor obra. Y eso pareciera ser lo que ella quiere. También hay una repetición asombrosa en las cartas sobre su creencia extraordinaria en la palabra escrita.

La correspondencia es la protagonista: el cuerpo de Audrey funciona como médium para transmitirnos, desde su sesgo, lo que queda del intercambio. Los planos nos muestran las cartas, pero no con la intención ni la posibilidad de que las leamos directamente. Lo que sabemos de ese intercambio se filtra antes por el propio proceso de lectura de Audrey, que evade la voz en off, para presentarse como testimonio o como escritura: en los subtítulos, cual collage.

La sincronía entre lo que Audrey supuestamente lee y lo que nosotros leemos mientras se despliega el filme sucede a partir de dos traducciones. Al interior de la película, un hombre lleva los sentidos del polaco al inglés. Audrey habla con él en la mesa y en la cama. Los cuerpos intiman, pero la conversación no excede los bordes de la correspondencia: a veces un solo médium no es suficiente para transmitir los mensajes.

Luego, fuera y dentro a la vez, está la traducción al español, y no me imagino qué perdemos y qué ganamos entre 1957 y 2020, entre tú y yo. La única certeza es el espacio irresoluble y perpendicular entre lo audiovisual y lo escrito, el personaje y la persona, lo dicho y lo escuchado, lo vivo y lo muerto, los papelitos y los documentos: el montaje y el corte.

*Este texto fue escrito como parte del seminario de crítica de cine del Centro Cultural de España en México y Correspondencias.

TAMAÑO DE LETRA:

 

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