Nada sobre nosotros será hecho sin nosotros
Entrevista a Camila de Moraes
Mientras preparo esta entrevista, escribo: no hablaremos de la luz, del cuadro, del plano o de la presencia de las calles portoalegrenses y los recorridos incómodos a cámara en mano. No hablaremos del filme en ausencia de lo que significa precisamente este momento histórico. Como dijo Camila, amerita hablar sobre cómo el cine es una herramienta de transformación social comprobada, una herramienta política que puede acusar y ajusticiar (para bien o para mal). No hablaremos de herencias de lenguajes cinematográficos, pues no es en vano insistir sobre lo que, aunque nos gritan a la cara, no escuchamos. Así, en esta entrevista el cine se ubica desde un anillo de fuego que apela a lo humano y que exige un espacio.
Camila, ¿cómo estás? ¿Dónde estás hoy, en Porto o en Salvador? ¿Cómo estás viviendo estos días de pandemia? ¿Cómo se vive el panorama?
Estoy en Salvador. Como sabés, nací en Rio Grande do Sul, Brasil, pero hace diez años que vivo en el noreste del país, en Bahía, una región, clima, gastronomía y cultura muy diferente. La situación en Brasil está muy grave, muchas muertes por la falta de condiciones para el tratamiento. La crisis política que solo logra agravar nuestra realidad y quién más sufre es la población pobre y negra. La desigualdad está cada vez más acentuada. Son días muy tristes, de mucha impotencia y miedo. Hay muchos que saben que los números para nosotros no son solo una estadística, sino nombres y apellidos, que son familias destruidas. Nadie sabe lo que nos depara el futuro, por eso estamos pensando en nuevas posibilidades para actuar dentro de nuestra área de convivencia y proponer cambios. Soy consciente de que lo que hago es un 1% de esa cantidad, pero hay que hacer algo y estos días los estoy viviendo así, con encuentros online constantes en donde pensamos en nuevas formas de actuar dentro del audiovisual brasileño y sobre todo compartiendo conocimientos y aprendizajes a través de la vida, webinars y encuentros constructivos entre gestores culturales, artistas y estudiantes.
Viene todo al caso. Te conocí en 2019 durante el Festival de Cinema de Gramado. En cuanto nos presentaron, recuerdo que me dijeron: «es Camila de Moraes, la segunda directora negra en llegar a salas comerciales en Brasil». Si digo la verdad, me quedé un poco chocada, porque, en primer lugar, toda esa lista de etiquetas dejó de lado a la directora de cine a secas (como todas las demás) y, en segundo, puso en evidencia un racismo integral de la sociedad brasileña. Sentí que, si bien había un orgullo en reivindicar tu posición y militancia, parecía haber cierta impunidad. Un país de población mayoritariamente negra, hasta la fecha, apenas puede mencionar a Adélia Sampaio con su filme Amor Maldito de 1984 y a vos, dos mujeres negras que llegan a los cines. Entonces me interesa comenzar por eso, estás atravesada por todas esas categorías que, si bien son una militancia (repito), también demuestran eso otro…
Es así. El racismo estructura la sociedad en Brasil. Los negros pasamos por esto todo el tiempo. Vivimos en este racismo de piel. Lo que está pasando en este momento es que ya no se puede negar una sociedad racista y el reflejo que tienen estas acciones en la construcción del país. Hasta la actualidad, que solo dos mujeres negras directoras de un largometraje hayan logrado llegar al circuito comercial es el reflejo del racismo integrando también el audiovisual. Pero el momento de la consciencia ya fue impuesto, ahora es momento de ir hacia la práctica, de hacer cambios; ya es hora de que los profesionales negros tengan las mismas condiciones de trabajo en el sector, con condiciones económicas, con dignidad. Entonces, es eso, mi trayectoria sirve para reconstruir la memoria, perforar el sistema y abrir espacios para que más profesionales parecidos a mí, de piel negra, actúen en los espacios que quieran estar, con toda la dignidad que merecemos tener.
Justamente de eso se trata esta pregunta, y es que, en 2017, llevaste adelante ese filme tan importante para tu carrera, que fue también tu tesis como periodista, O Caso do Homem Errado, un documental sobre el caso de Julio César de Melo Pinto[1] con el que llegaste a salas, mismo que fue presentado en un número enorme de festivales, ganador de varios premios y, además, uno de los cinco filmes seleccionados en 2019 para representar a Brasil en los Premios Óscar. ¿Cómo nació el seguimiento de ese caso y cómo es llegar con esta película a estos espacios?
Voy a compartir con vos la trayectoria de la película, los lugares por los que pasamos, los premios y nominaciones de nuestro recorrido, que es de gran importancia para lo que queremos decir. Nos encontramos haciéndolo hasta hoy. Trabajamos duro para que la película llegue hasta aquí y más.
Durante la universidad, en 2008, junto con quienes son hoy el equipo del filme, tuvimos el interés de convertir esa historia en un cortometraje. Nos tomó años sacar esa idea del papel. Probamos avisos públicos, patrocinios, una campaña de financiación colectiva, y no fue hasta que nos asociamos con una productora de cine independiente en Porto Alegre, llamada Praças de Filmes, que grabamos en 2016. Hasta ese momento, todavía la propuesta era hacer un cortometraje. Es importante señalar que la comunidad negra del estado de Rio Grande do Sul apoyó mucho la producción de esta película, incentivando y colaborando económicamente. Por eso, durante la edición, de alguna manera, no era suficiente que el documental quedara como un cortometraje. Entonces, se convirtió en lo que es hoy, un largo. Así, en mayo de 2017, para el estreno, luego de un largo camino para poder tener sala, marchamos en Porto Alegre desde el centro de la ciudad al cine con carteles que decían: «Las vidas de los negros importan». Luego de esto, queríamos hacer un circuito de festivales e invertimos todo lo que teníamos en inscripciones. Nuevamente la comunidad negra nos apoyó económicamente para que esto fuera posible. Sabíamos que no sería fácil, pero realmente durante este proceso nos dimos cuenta de lo racista que es el medio audiovisual. Así que, a partir de este conocimiento y de entender que el sistema nos quiere afuera, armamos una estrategia potente para poder enfrentarlo y finalmente llegar a lo que queríamos, el circuito comercial en 2018, al cual llegamos de forma totalmente independiente. Circulamos en Brasil, tuvimos debates poderosos y resonantes que vivimos hasta hoy; vivir esa trayectoria no tiene precio. Fue y ha sido una gran experiencia de aprendizaje. Porque fue darnos cuenta de que ese 1% que proponemos para el cambio, cambió un poco la estructura. Llevamos años trabajando en esta propuesta porque creemos en la necesidad del diálogo con diferentes sectores y, por suerte, hemos visto un resultado positivo a pesar de que hablamos de una realidad cruel como lo es el exterminio de personas como yo, gente negra.
A propósito, el paralelismo entre el caso de Julio César, asesinado a manos de la policía, y el reciente caso en Estados Unidos de George Floyd es muy grande. El racismo no es algo del pasado, sino, al contrario, está más presente que nunca. ¿Cómo interpretas lo que está pasando respecto del Black Lives Matter?
Es esto, ¿no? El racismo para nosotros los negros nunca ha dejado de ser fuerte, cada 23 minutos en Brasil es asesinado un joven negro. El punto es que ahora todo el mundo y no solo los negros están hablando de eso, por eso se convirtió en un problema global. El racismo está siendo filmado, lo hacemos aquí y allá, y aunque necesitamos hablar de estas prácticas violentas, sobre cualquier cosa, necesitamos que dejen de ocurrir, porque de lo contrario voy a seguir repitiendo que cada 23 minutos una persona negra es asesinada en Brasil. Para cambiar esta realidad, necesito que vos, tu familia, las personas que trabajan para la revista sean aliados en esta lucha para combatir el racismo mundial, que sean escudos de las personas negras, que las oportunidades sean hechas para todas las personas. Que ni yo ni ninguna persona negra necesiten independizar sus producciones a raíz de políticas racistas; para que sea una decisión propia, en tal caso. Debe ser así, si cada uno hacemos el 1%, tal vez algún día podamos llegar al 100%.
¿Cuál es la estrategia de autodefensa (si es que la hay) desde el cine y la militancia negra en Brasil?
Nuestra estrategia siempre ha sido abordar el problema, mantenernos unidos para mantenernos firmes y desde nuestros ideales actuar en cualquier ámbito. Por nuestra parte, tenemos una escuela de cine negro (no el género, claro), allí trabajamos bajo una metodología propia que nos hace presentar y pensar otra mirada a quienes integramos este mercado tanto como al público en general que no necesariamente está involucrado en y con el cine o audiovisual.
Sobre esto, me interesa saber qué pensás acerca de la apropiación cultural: blancos hablando de historias de negros…
Es necesario entender «que nada sobre nosotros será hecho sin nosotros». Las personas blancas pueden y deben ser aliadas en las causas de la lucha negra, pero no tienen por qué contar nuestra historia, sobre todo porque no saben lo que siente una persona negra porque no viven esta realidad en su piel, ¿entendés? Entonces, aliados en la lucha, sí, pero usurpadores de nuestra historia, no.
Totalmente, esa relación de superioridad es sumamente violenta. Camila, viniendo hacia acá, actualmente estás trabajando en un proyecto llamado Nos Somos Pares, una serie de ficción sobre mujeres negras. ¿Cómo es para vos esta alianza entre el género y la raza en el actual contexto cinematográfico? ¿Qué tipo de feminismo se articula?
Trabajo desde mi realidad, buscando provocar reflexiones sobre los temas que considero importantes para ser discutidos por un grupo más grande que el grupo con el que vivo, porque creo que el audiovisual amplía esa voz y las visiones. Soy una mujer negra y creo que es necesario tener imágenes de este género y raza incluso para poder ayudar en la construcción de la identidad de otras personas. De ahí, la creación de esta serie Nos Somos Pares, en la que se ven diversas mujeres negras sin estereotipos. Entonces, esta alianza entre género y raza para mí es muy importante. Hay un movimiento fuerte dentro del escenario cinematográfico para que este grupo también pueda tener condiciones de expresión y trabajo. Son feminismos plurales que luchan por su espacio, por su representatividad, y es muy bonito ver y ser parte de esta transformación.
¿Cuál es tu motor a la hora de escribir y pensar en filmar?
Escribo sobre lo que me toca el alma, sobre lo que me gustaría compartir con más gente y para que se sientan conmovidos (de movimiento, de perturbarse). Pienso en formas de abordar el tema que les hablen a quienes están viendo el filme, desde la ética y respeto con el material, porque siempre llega el momento en el que no tenés más control sobre esa obra, por lo que el mensaje allí contenido debe transmitirse con mucha responsabilidad. Y es con esta mente que entro en el plató de grabación, tratando de que el proceso sea ligero, silencioso y armonioso, porque el proceso es fundamental y es el reflejo del resultado final.
Por último, aunque vivís en Bahía, tu cine nace en el sur brasileño, ¿cómo ves este momento del cine gaúcho contemporáneo?
A pesar de que Brasil vive una gran crisis política, la cultura no es valorada y el desmonte en la industria de cine está ocurriendo muy rápido, el cine gaúcho contemporáneo está en un momento de nuevas narrativas, y lo interesante es que cada vez más grupos están ocupando ese espacio que da el cine como una exigencia de la sociedad —que no tiene retorno—. Por ejemplo, El Cine Negro en Acción —nuestra escuela, que mencioné arriba— llega para eso, como un lugar en donde, desde la formación, se incentiva a más personas negras a trabajar en el sector audiovisual. Todo se conecta con todo, las nuevas narrativas traen consigo cambios políticos de base, pues la sociedad toda quiere sentirse parte, pero para eso necesita abrirse a que más grupos estén dentro, actuando.
NOTAS Y REFERENCIAS:
[1] Julio César de Melo Pinto fue un joven negro asesinado a manos de la policía militar en Porto Alegre el 14 de mayo de 1987. El filme se puede ver por Google Play fuera de Brasil y en la plataforma Loke dentro de Brasil.