Cajones; al sol; amasa; pirinola

Flowers blooming in our throats (2021) de Eva Giolo


Feb 2, 2021

TAMAÑO DE LETRA:

Manos arriba. Palmas al sol, colado un rayito diagonal por el balcón hasta la cajonera. Por la pandemia, el balcón es una playa entera o una jungla, si se quiere. Por el encuadre, las manos son más personales que cualquier gesto del rostro. Esta película no tiene rostros.

Flowers blooming in our throats (2021) es una orquesta en miniatura. Eva Giolo dirige: tú, allá, aplaude; tú, acá, aprieta; allá, corta; acá, tira. En todos lados, arde. Corta flores, sujeta tu cabello rubio como una liga. Las ligas más usadas terminan por deslizarse del cabello lacio y al final no servir de nada. Quién sabe cuándo y a dónde se marcharon.

Las manos de acá y allá aprehenden sus respectivos brazos a un solo ritmo, el de las tijeras. Jardinera y montajista echan mano de una sola herramienta.

Snip, snap. O clic, clic.

La otra liga, la de hule café mugroso, estalla en diminutivo cuando se deja ir con saña sobre la piel. Se estira y revienta poquito en el brazo, y arde. Con su chasquido, el de la liga, suenan las manos que abrazan un torso blanco.

Rojo.

Un pequeño trompo gira sobre la superficie invisible de un espejo. Para girar un trompo de ese tamaño, se hacen tronar los dedos:

SNAP (José Martínez de Sousa dice «¡chas!»,[1] pero yo escucho «snap»)

y aunque en el título diga «pirinola», ahora caigo en cuenta de que una pirinola tiene caras grabadas como un dreidel y esto era más bien un trompo como el de El origen (Inception, Christopher Nolan, 2010), pero pintado de rosa. Trabajo para el editor. O para el jardinero.

Un diario casero puesto en marcha con cafeína, pero hasta ahí, sin estimulantes más extremos; la primera vez que vi algo de Teo Hernández o Stan Brakhage me dieron ganas de no ser miope, de tener un estómago menos de epiléptico. Aquí, las cámaras fijas y los cortes variables en armonía, aunque vayan cada vez más rápido y más lento (si esto fuera música, Eva Giolo pide rubato y Stan Brakhage pide estrellar la cabeza contra el piano, a veces).

Hablando de violencia: un panel rojo que extrae luminosidad nueva de los mismos objetos de antes, pero también un material por sí solo, por su sonido. Como el de la liga, pero mil veces más fuerte.

No importa que la liga pegue en casa, en el encierro con los que más queremos, arde. Si esa bola de masa sobre la mesa tuviera nervios, gritaría con ese manazo. Hay juegos que duelen, dice Eva Giolo. En los créditos: «comisionado para el proyecto Mascarilla 19 – Codes of Domestic Violence». Ah, ya.

El panel rojo sobre todas las cosas. Un ruido sordo cuando filtra la luz, como si unas tijeras gigantes cortaran de tajo las flores en nuestro interior.

Las flores que brotan en nuestra garganta…

Ya.

TAMAÑO DE LETRA:

 

  • Clementina
  • El poder del perro
  • Adios al lenguaje-2
  • Noticias de casa

NOTAS Y REFERENCIAS:
[1] Fundéu BBVA, ¡Tatatachán: 95 onomatopeyas! en Fundéu RAE, 2011. {Revisado en línea por última vez el 01 de febrero de 2021}.