Die Erste Stille o el primer silencio


Jul 27, 2021

TAMAÑO DE LETRA:

Jacques Rivette, en una entrevista hecha junto a François Truffaut en 1957 para Cahiers du Cinéma, escribió que las películas de Max Ophüls se ocupaban solo de temas eternos y esenciales: desorden sin amor, placer sin amor y amor sin reciprocidad.[1] La incipiente génesis de dichos temas está presente en la ópera prima de Ophüls, Die verliebte Firma (1932), la historia de un equipo de rodaje que filma una película en la que todo marcha mal.

Con películas como Madame de… (1953), Carta de una desconocida (Letter from an Unknown Woman, 1948) o La ronda (La ronde, 1950), el cine de Ophüls se ha asociado a una imagen muy peculiar del amor: una rebosante de plasticidad y plenamente consciente del artificio cinematográfico, pero no por ello desprovista de una pasión tan auténtica que hasta se podría dudar de su veracidad. En Die verliebte Firma, Ophüls devela los mecanismos que fabrican el amor en las películas, un artificio que demanda silencio —«Ruhe! Ruhe! Ruhe!», gritan en el set antes de empezar a filmar— para permitir que todas las otras emociones nazcan ante la cámara.

En palabras de Max Ophüls, Die verliebte Firma es una película en la que todos están enamorados y todos mienten: «Fue la primera película en la que me sentí llevado de principio a fin, mi primer intento de darle ritmo a una película».[2]

Desde entonces, para Ophüls, el amor es un tema que se hace más tangible cuando no existe o, en el mejor de los casos, se pone en escena al ritmo de una melodía tan falsa como los decorados que la sostienen. Lo único que es real es escaso: el silencio.


NOTAS Y REFERENCIAS:

[1] Jacques Rivette & François Truffaut, «Entretien avec Max Ophüls» en Cahiers du Cinéma No. 72, junio 1957, Francia, p. 7.

[2] Max Ophüls, «Mon experience» en Cahiers du Cinéma No. 81, marzo 1958, Francia, p. 2.