El arsenal de la percepción


Jul 9, 2019

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La mira es elemental para la tarea bélica y ocultarse a la vista del otro, esencial para la supervivencia. En las guerras del siglo XX, el cuerpo de guerra se fue automatizando, miembros y extensiones del cuerpo se convirtieron en sofisticados dispositivos que difuminan gradualmente la distinción entre hombre y máquina, distinción sobre la que el cineasta y teórico alemán Harun Farocki mostró una preocupación consistente a inicios de este siglo, particularmente en su serie Ojo/Máquina (Auge/Maschine, 2001-2003), en la que afirmaba que la inteligencia en el uso de armas ya no está limitada solamente a lo humano. La frágil simbiosis parece romperse ante el imperativo de refinar las maquinarias de guerra, incluso incorporándolas al funcionamiento del cuerpo mismo, asimilándose al sistema nervioso.

En 1982, el astro hollywoodense Clint Eastwood ya había labrado una sólida carrera como director, aunque su prestigio habría de consolidarse a mediados de los noventa, alcanzando el privilegio de ser considerado un «autor» bajo derecho propio hasta los primeros años del nuevo milenio, justo cuando las armas que ya se asomaban en su película Firefox dejaron de ser simplemente el pretexto de una solvente película de espías.

Tomando como contexto la última etapa de la Guerra Fría, Firefox presenta a un militar retirado que debe viajar a Rusia para secuestrar una avanzada pieza de tecnología de guerra: una aeronave que puede ser controlada mentalmente y que es capaz de destruir blancos con la misma velocidad y precisión que el ojo se posa sobre lo que desea mirar. Sin embargo, nuestro héroe, interpretado por Eastwood, sufre de pesadillescas visiones de su estancia en la guerra.

¿Qué pasa cuando la percepción, esencial para contactar con el mundo, se daña de tal forma? Y aún más, cuando dicha percepción se militariza y se convierte en la extensión del arsenal más peligroso que se pueda imaginar: el que sólo con una mirada es capaz de destruir totalmente. En Logística de la percepción, Paul Virilio realiza una comprehensiva revisión de la forma en la que la máxima militar durante los últimos cien años se ha concentrado en «hacer visible lo invisible» y la forma en la que la realidad se ha convertido en la primera víctima de la guerra.

El presente ensayo audiovisual parte de la película de Eastwood y de frases de la obra de Virilio que buscan mostrar que la máquina de guerra ideal es incapaz de existir, incluso si su inevitable avance tecnológico consuma la fusión que Farocki adelantaba. Ningún arma habrá de tener la precisión y nitidez del ojo. El arsenal de la percepción no existe para destruir el mundo, sino para descubrirlo.