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No. 07 // Otoño 2018
ISSN: En trámite
Dossier: Trance: umbrales sensoriales
No. 07 // otoño 2018
El trance es un cruce de portales y umbrales que conduce a estados alterados y reacomodos temporales de nuestras sensaciones y percepciones. De algún modo, el cine tiene una relación directa con estos sentidos en tanto hace viajar la realidad y nos conduce por senderos que parecen despegarse de la sintonía común para permitirnos —en lo intenso y lo frágil, lo imponente y lo sutil— encuentros con lo indecible, lo externo y lo alterno.
Por otro lado, el cine siempre ha sido un medio privilegiado para acercarse a experiencias inefables y sensoriales de una manera directa, utilizando su capacidad de registro y modulación ante las cosas que son inaprehensibles para las palabras como los rituales, las posesiones y lo sagrado. En ese sentido el cine —de forma muy cercana a lo etnográfico y lo experimental— es una forma privilegiada de relación con las dimensiones radicales. Podemos decir que el cine, como partícipe de los acontecimientos o como observación comprometida, tiene una demarcación en común con el trance.
Desde el cine-trance de Jean Rouch, pasando por Robert Gardner, Trinh T. Minh-ha, Maya Deren, Nicolás Echevarría, Stan Brakhage, Herz Frank, y llegando a propuestas más recientes como las de Ben Rivers, Scott Barley, Ben Russell y el laboratorio de etnografía sensorial de Harvard —además de cineastas como Philippe Grandrieux, David Lynch o Claire Denis, que siempre irradian experiencias estéticas al límite—, ha existido la voluntad de entrever otras configuraciones sensoriales, instaurar maneras singulares de conocer, relacionarse con el mundo y acercarse a lo infilmable, como si se buscaran caminos únicos hacia la exploración de momentos trascendentes, entre lo propio y lo ajeno, en el tránsito de los tiempos y los lugares.
Ante esta calibración de imágenes y sonidos, frente a este ritmo constante e incisivo, ante estos umbrales sensoriales nos preguntamos: ¿qué papel juega el cine en los estados de trance?, ¿es posible registrarlo, formar parte e incluso colaborar en su creación?, ¿es el cine un estado alterado o una desviación de lo cotidiano?, ¿el cine experimental y etnográfico son una herramienta para aproximarse a lo ajeno y lo excepcional?, ¿cómo convive lo narrativo y lo extático?, ¿hay experiencias que solo pueden compartirse a través del cine?, cuando el cine apela a estos senderos, ¿no se despolitiza o pierde de las coordenadas contextuales desde los cuales se crea?, ¿es este tipo de cine un síntoma de la puesta en el centro del yo?, ¿es posible compartir estos umbrales sensoriales?
La revista digital de cine Correspondencias. Cine y pensamiento, presenta el dossier Trance: umbrales sensoriales (no. 07 // otoño 2018), indagando en este tejido heterogéneo y radical, para dar luz sobre los sonidos y las imágenes que fungen como puentes y portales de dimensiones extremas, disociativas, fragmentadas, alucinatorias, pero que también informan sobre lo más tangible y cercano, y sobre todo, sobre aquello intermedio que parece contenido en la pantalla, a punto de estallar.
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