

La exploración del mundo sigue sin ser la misma. Con el cambio de nuestros límites y el distanciamiento, este año hemos mirado adentro más veces de las que en realidad queríamos. Introspecciones forzadas, nuevas viejas formas de contacto. Volvimos a las cartas, a los diarios y a los espejos (como una colega nos hizo notar en uno de sus textos hace algunos meses, hay un espejo hasta en la pantalla del televisor que reemplazó a la sala de cine en 2020). Le escribimos largos y pensados párrafos a quienes podrían respondernos en segundos; sustituimos la reacción por la respuesta.
Compartir un mensaje sin inmediatez parece ser algo que necesitábamos desde antes de estar encerrados. La proliferación del formato epistolar en la crítica y en la realización cinematográfica es un síntoma que en realidad precede a la pandemia. Por ejemplo, si bien pudimos ver la Correspondencia (2020) de Carla Simón y Dominga Sotomayor durante el confinamiento (cuando se mostró en Visions du Réel todavía teníamos esperanza de un recuperamiento pronto; para su regreso en FICValdivia, la perspectiva de la crisis ya era completamente distinta), el filme se realizó un año antes, sin la sospecha del aislamiento radical que nos azotaría a todos, pero con una distancia que ya transmitía nostalgia y una especie de miedo de que el presente se nos fuera de las manos.
Ese encuentro de geografías distantes por comunión y contraste es el afán que en este dossier une dos textos originalmente autónomos dedicados a documentalistas experimentales: Eva Villaseñor y Karina Cáceres. Cada una por su cuenta ahora tiene la oportunidad de emparejarse de frente con una doppelgänger extranjera. Así enfrentamos también a Hans Richter con Chantal Akerman. ¿Qué se encuentra en el cuerpo ajeno del otro lado del espejo? ¿Qué encontramos nosotros después de meses de escudriñar nuestra imagen mental? La extrañeza en lo conocido (revisamos Paranoid Park [2007], Amazona [2016] y El silencio es un cuerpo que cae [2017]), la transformación de lo cotidiano (nos acercamos a Margaret Tait, Manuel Fernández-Valdés y Naomi Kawase), el terror del distanciamiento (en un ensayo audiovisual, Robert Altman, Irvin Kershner y John Carpenter reflejan algo invisible): todas son tangentes de un cristal que se cuartea para volverse millones.
En nuestras últimas páginas del año, recolectamos esos millones y se los entregamos a ustedes, con la esperanza de que nos guíen quienes de la introspección ya han salido avantes: cineastas que moldean los días a su imagen y semejanza.
Editorial
Artículos
Amazona: autoetnografías fílmicas
y maternidades disidentes
Itzel Martínez del Cañizo
Leyendo lo que puede un cuerpo
Gemma Aguilar
La clandestinidad de escribirse
El caso de Paranoid Park
Alfredo Valerio
Vals en las ramas
El cine de Margaret Tait
Lucrecia Arcos Alcaraz
Mi boca quiere pronunciar el silencio
A propósito de El silencio es un cuerpo que cae
Belén Paladino
Ella, siendo tú: ensayo doble sobre Eva y Karina
Federico Galindo y Mauricio Jarufe
La placenta es de un rojo luminoso
Sobre Tarachime de Naomi Kawase
Mariel Vela
Ensayos Audiovisuales
Espectros de tiempo
Jorge Negrete
Tocar el mundo, tocar el tiempo
Notas sobre los documentales de Naomi Kawase
Maia Gattás Vargas
La rebeldía de la cotidianidad
Luis Eduardo Rodríguez de la Cerda
Entrevistas
Un cine en clave personal
Entrevista a Andrés Di Tella
Itzel Martínez del Cañizo
Nada sobre nosotros será hecho sin nosotros
Entrevista a Camila de Moraes
Esmeralda Reynoth