La poética del mayate[1]
Texto de Jorge Negrete.
Los límites de la masculinidad se definen en términos tan ambiguos y tenues que parecen inexistentes. La práctica de la masculinidad se refuerza sobre sí misma independientemente de la mirada sobre ella —ya sea de atracción, repulsión o ambas—. En la película Mil nubes de paz cercan el cielo, amor nunca acabarás de ser amor (2003), del cineasta mexicano Julián Hernández, esa mirada se dirige al encuentro furtivo, encontrando el paso del deseo al miedo que culmina en violencia. Esta misma violencia habita el corazón de El lugar sin límites (1977) de Arturo Ripstein, llevando a Pancho (Gonzalo Vega) a negar rotundamente el juego de seducción en el que había aceptado participar con La Manuela (Roberto Cobo). La virilidad se convierte así en una impostura lúdica, un rol que permite subsanar impulsos que nunca son reconocidos como lícitos, devastados por un abrasivo machismo.
El machismo como fuente ambivalente es explorado en este ensayo audiovisual de Felipe Martín Lozano, que pone en juego voyerista las obras de Ripstein y Hernández a través de un monitor de televisión que muestra la resonancia entre la escena de seducción de La Manuela y Pancho y los encuentros de Gerardo (Juan Carlos Ortuño) en la empecinada búsqueda de su amante en otros hombres, que lo lleva a bordear peligrosamente esa zona tan frágil como impenetrable de la masculinidad, a través de cuyas fisuras se escapan, como los escarabajos debajo de las piedras, los mayates.
FUENTES:
[1] Este videoensayo es parte de una colaboración con los alumnos de la carrera de Cine de la Universidad de la Comunicación.