Evocar un sentimiento

I Was at Home, But (2019) de Angela Schenelec


Mar 11, 2020

TAMAÑO DE LETRA:

Transitar los caminos del cine de Angela Schanelec no es tarea sencilla. Cada una de sus películas abandona cualquier concepto tradicional de relato fílmico para erigir una suerte de lógica poética. El estilo calmo de cada uno de sus planos y la inconexión de los acontecimientos mostrados en la pantalla van más allá de una simple marca estilística: su discurso se inscribe en una tradición que busca usar el cine para captar aquello que a simple vista permanece oculto, lo que escapa a la técnica (y la mirada) y que solo puede ser captado por la emoción.

En Notas sobre el cinematógrafo, Robert Bresson definió: «Tu imaginación apuntará menos a los acontecimientos que a los sentimientos, queriendo siempre que estos sean lo más documentables posibles». [1] Mucho se ha dicho sobre la relación Bresson-Schanelec —especialmente en un texto fundamental de Roger Koza titulado «Como el viento, los sentimientos apenas se pueden filmar»—, [2] pero quizá esa conjetura la resuma totalmente. Al igual que Andrey Tarkovski, Theo Angelopoulos y algunos otros a los que se ha gustado llamar «poetas», la asimilación de los imperativos bressonianos no se da de una forma metódica, sino que solo sirve como semilla para la creación.

I Was at Home, But (Ich war zuhause, aber, 2019) comienza con dos animales que corren: un conejo huye de un perro que lo está cazando. Pese al desenlace del encuentro entre presa y depredador o el simbolismo que tal escena pudiera significar, el montaje no envuelve más que una voluntad de filmar la naturalidad del acto. Con esa misma naturalidad se presenta la historia de Astrid y sus hijos Phillip y Flo, quienes, ante la lejana pérdida del esposo/padre, comienzan un proceso de asimilación de su nueva realidad.

Esa premisa narrativa no es el centro de la película, apenas aparece en ciertos bordes de ella. Schanelec se centra más en el proceso de abstracción que tiene la protagonista con ella misma y su familia, el sentimiento de pérdida no se da inmediatamente, sino que está en trance. Mediante diversas líneas temporales, se va de un estado emocional a otro, de la unión a la ruptura familiar y viceversa. Uno de los momentos más representativos del filme retrata a la perfección ese proceso; a través de Let’s Dance de David Bowie, se conjuntan imágenes de Astrid recostada en el pasto en soledad con otras en las que se observa a los tres miembros de la familia bailando al ritmo de la música ante el que parece ser el padre enfermo. Esa escena es tan triste como esperanzadora y deja en claro el interés de priorizar lo emotivo sobre lo estrictamente dramático, se trata de congeniar la forma de la película con los sentimientos representados en pantalla.

En el cine de Schanelec, no hay una distinción entre el sentimiento enunciado y lo narrado, sino que los dos se envuelven en una introspección indistinguible. Si las palabras no son suficientes para retratar el cambio de un sentimiento a otro, la imagen lo es. Cada plano en I Was at Home, But se toma el tiempo de capturar una emoción, de encerrar en un instante todas las contradicciones de sus personajes, de creer en el sentimiento antes que en cualquier tipo de relato.

TAMAÑO DE LETRA:

 

  • Clementina
  • El poder del perro
  • Adios al lenguaje-2

FUENTES:
[1] Robert Bresson, Notas sobre el cinematógrafo, trad. Saúl Yurkiévich, México, Ediciones ERA, 1979, p. 21.
[2] Roger Koza, «Como el viento, los sentimientos apenas se pueden filmar» en Con los ojos abiertos.