10 minutos, 30 segundos y 15 cuadros
Love Poem (2020) de Xiaozhen Wang
El rompimiento de un joven matrimonio es retratado por el cineasta Xiaozhen Wang en dos largos planos al interior de un automóvil, divididos por un poema de amor. El matrimonio destruido es, en apariencia, el suyo, y si cuento solo dos planos, es porque, si bien uno de ellos está partido, contiene un intertítulo que remarca el corte, rellena el espacio en blanco y mantiene la ilusión de continuidad. He ahí uno de los intereses en Love Poem: explorar los límites de la ficción a partir de transgredir las convenciones de la autorrepresentación y del montaje en el formato documental para construir el relato a partir de exponer y contraponer sus propios recursos.
En el primero de los planos, Zhou Qing, la esposa, acomodada en el asiento trasero del automóvil durante el camino para llegar a la casa del abuelo, conversa y luego discute con Xiaozhen los pormenores económicos de su relación mientras carga y llena de dulces a su pequeña hija. La toma, siempre fija y extendida por más de treinta minutos, resume la lenta degradación que su relación ha sufrido; el conflicto provocado por las diferencias entre las familias, los distintos intereses de cada uno y la posibilidad de una infidelidad han hecho mella en ellos. La voz de él, que nos llega siempre desde fuera del cuadro, reclama, señala y lastima a Zhou, mientras ella, que al principio intentaba disimular su desconcierto, termina por pedir a gritos el divorcio. Los 10 minutos, 30 segundos y 15 cuadros suprimidos que enmarcan la muerte del abuelo y devuelven a la pareja al interior del auto enfatizan el supuesto carácter documental de la secuencia al tiempo que revelan las no-tan-honestas intenciones del cineasta.
En el segundo de los momentos del filme, la pareja recorre la ciudad al interior del mismo automóvil, pero, en esta ocasión, ubicados en los asientos delanteros, ambos aparecen en el plano en igual proporción, siempre compuestos simétricamente. La conversación deriva en un dilema moral y, cuando ella se ve rebasada por la situación, el auto se detiene y él le pide que confirme el nivel de la batería de la cámara, rompiendo el encantamiento, para luego volver a comenzar, casi sin reparo, un nuevo recorrido, pero con la misma charla, para así corregir los errores de la toma recién grabada. Con esta repetición de la misma escena —con la que además Zhou Qing parece estar de acuerdo desde el principio—, la película asume abiertamente su condición ficcional y enfrenta ambos planos, aunque la conclusión del relato sea la misma en cualquiera de ellos.
El uso del automóvil como único espacio para el desarrollo de la acción en Love Poem determina inteligentemente las posibilidades plásticas de la película, pues le permite navegar del documental a la ficción y viceversa sin levantar sospechas en ninguno de los casos, de tal forma que la autorrepresentación hace las veces de ficción o documental según lo requiera la imagen. Xiaozhen Wang organiza sutilmente la puesta en escena, pero también los intertítulos y títulos de crédito, para desmentir y reforzar constantemente el engaño, jugando con las nociones preestablecidas de la narración cinematográfica y haciendo imposible distinguir su postura.