La dicha y el pavor de la independencia

My Brilliant Career (1979) de Gillian Armstrong


Abr 7, 2022

TAMAÑO DE LETRA:

En los últimos años, hemos obtenido una buena dosis de heroínas feministas en el cine que actúan como un ejemplo a seguir para aquellas —y aquellos— que cuestionan su vida en sociedad y las aspiraciones que pueden tener. Ahora, personajes como Elizabeth Bennet (Orgullo y prejuicio), Bathsheba Everdene (Lejos del mundanal ruido) y Jo March (Mujercitas) forman parte de la cultura popular. Sin embargo, Sybylla Melvyn, una joven australiana que sueña con ser escritora y cuestiona lo que se esperaba de ella en My Brilliant Career (1979), dirigida por Gillian Armstrong, se ha convertido en una favorita personal.

Esta película se siente como la prima no tan lejana de las obras mencionadas, pues todas sus protagonistas buscan un sentido más allá del plan tradicional y esperado de la época. No obstante, donde las demás se detienen, My Brilliant Career toma fuerza, pues Sybylla (interpretada por Judy Davis) se enfrenta al amor y lo descarta porque en su mente hay algo más: la realización artística —en línea de lo que veríamos en la versión de 2019 de Mujercitas (Little Women), de Greta Gerwig—.

El inicio de la cinta es la indicación perfecta de lo que nos espera: «Mi querido compatriota, solo unas líneas breves para dejarte saber que esta historia será solo sobre mí. Esta es la historia de mi carrera», escribe Sybylla mientras se pasea por su casa en medio del campo australiano de finales del siglo XIX. La joven, ensimismada en sus sueños de vivir de las artes rodeada de gente culta que comparta sus intereses, se siente atrapada en su realidad, que consiste en ir por su papá cuando se emborracha en la cantina local y en atender a las vacas y a sus hermanos. Por eso, cuando llega su abuela adinerada la invita a pasar un tiempo con ella, Sybylla no lo piensa dos veces y emprende su viaje a Caddagat.

Sybylla quiere tener una vida independiente y una carrera como escritora. Una vez que llega a Caddagat es difícil que pase desapercibida entre la sociedad local, tiesa y superficial. Con una actitud desenfrenada e infantil, la joven se burla del primer hombre al que ve cuando intenta conquistarla con comentarios ofensivos y misóginos. Su personalidad abierta y desafiante cautiva a la vez que desespera.

Más allá de la definición del ideal de mujer bajo los ojos del siglo XXI, el personaje de Sybylla cautiva por la duda interna con la que vive, pero la necedad con la que se enfrenta a los demás. Constantemente criticada por su físico plano —que contrasta con la belleza nata de su tía y su mamá—, Sybylla lidia con una baja autoestima y con la urgencia de verse a sí misma más allá de eso. No es que sepa qué quiere hacer, pero tiene claro lo que no: regresar al campo o asentarse. Esta última decisión trae consigo una nueva ola de inseguridades y alternativas desoladoras: ¿está dispuesta a pagar el precio de la soledad a cambio de su independencia?

Esta pregunta se vuelve su desafío principal con la llegada de Podgy, un amigo de la infancia que creció para convertirse en el distinguido Harry Beecham (interpretado por Sam Neill). Sybylla y Harry desarrollan una relación lo suficientemente unida como para exigir preguntas inesperadas y respuestas incómodas. En esta dinámica, Armstrong ofrece interacciones íntimas y expectantes por parte de ambos. Judy Davis y Sam Neill comparten miradas que dicen más que cualquier diálogo coqueto o desafiante. Aunque se mantiene una línea mayoritariamente platónica, en ocasiones es necesario apartar los ojos por el grado de intimidad con la que se manejan los actores. La química entre ambos y la complicidad que desarrollan son suficientes para sentir como propia la encrucijada a la que se enfrenta Sybylla.

A la vez que se comprenden sus principios ambiciosos de vida, es imposible no desear el final simplista y apasionado que los pondría juntos, y aquel que ella definitivamente no quería al inicio. Conforme la relación florece a través de peleas de almohadas, conciertos de piano y paseos en bote, se aprecian las decisiones difíciles que Sybylla tendrá que tomar y que inevitablemente definirán el resto de su vida. ¿Es válido vacilar en los ideales inamovibles de meses y años anteriores? ¿La realización artística se puede obtener si se inicia una familia y se adoptan roles más tradicionales? ¿Hasta qué grado es socialmente permitido que las mujeres seamos egoístas en nuestros objetivos personales y profesionales? En estos puntos, Sybylla Melvyn da respuestas drásticas enfocadas exclusivamente en lo que ella quiere y aspira, ignorando las expectativas de su familia, el amor de Harry o la realidad de sus circunstancias.

El libro, publicado en 1901 en Escocia, incluye un prefacio en el que Henry Lawson, escritor y poeta australiano de la época, relata que recibió este manuscrito con una carta de parte de un tal Miles Franklin, pero que a las tres páginas de leerlo se dio cuenta de que, inequívocamente, el libro había sido escrito por una mujer.[1] Poco después descubrió que, efectivamente, Miles Franklin era un seudónimo de Stella Maria Sarah Miles Franklin, una veinteañera de la campiña australiana que soñaba con ser escritora, pero que carecía de contactos y relaciones. Así, My Brilliant Career se convertiría en un reflejo de la joven, poniendo como a heroína a una mujer independiente que soñaba con vivir de las artes. Los sueños de Franklin cobraron vida a través de Sybylla, quien quedaría también inmortalizada en la adaptación cinematográfica de 1979.

My Brilliant Career le habla a ese espíritu inquieto e indeciso que sueña con una realidad completamente distinta a la propia. Sybylla no teme ser ambiciosa y va más allá de lo que la cordura le debería permitir. La joven no desfallece en ningún momento, incluso cuando aquellos a su alrededor le dicen que no, o cuando las vueltas de la vida la alejan de las metas que creía estar a punto de conquistar. Las circunstancias la tientan con la carnada más atractiva posible y, aun así, Sybylla está decidida. Al reflejar la historia real de Miles Franklin, My Brilliant Career demuestra que los sueños no son tan inalcanzables después de todo, y que un poco de convicción puede ser la diferencia entre la autosatisfacción y el conformismo.

TAMAÑO DE LETRA:

 

  • Clementina
  • El poder del perro
  • Adios al lenguaje-2

NOTAS Y REFERENCIAS:
[1] Miles Franklin, My Brilliant Career, Los Ángeles, IndoEuropean Publishing, 2012, p. iii.